Abuso de poder
Mar 12, 2025
- Liderazgo sin Dios = autoritarismo.
- Necesitamos carácter para saber liderar.
- Seguir el ejemplo de Cristo nos llevará a servir y no a abusar de nuestros subordinados.
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Abuso de poder
Hace tiempo compartí una frase del pastor Miguel Núñez que dice lo siguiente: «Si quieres probar la integridad del carácter de una persona dale poder más que un título; privilegios más que responsabilidades y dale tiempo más que un solo momento. ¡La verdad flotará!»[1]. ¡Cuánta verdad en tan pocas palabras!
Si expusiéramos públicamente todas las veces que hemos experimentado injusticias por parte de nuestros jefes o líderes que tienen autoridad, pero no carácter, ¿de qué serviría? ¿Cómo eso ayudaría a solucionar lo que ha acontecido por siglos y milenios? Sabemos que no es nuevo, puesto que la historia bíblica y la historia universal nos dejan saber que siempre ha existido la injusticia y el abuso por parte de líderes sin temor de Dios.
¿Quién soy yo?
La pregunta aquí es: ¿Quién soy yo? ¿Por qué pregunto esto? Pues bien, con seguridad todas tenemos algún tipo de liderazgo, si no es en la empresa en la que laboramos, sí lo tenemos en la universidad. Quizá no en un ministerio eclesiástico, pero sí en nuestro hogar, pues todas somos lideresas en formación. Pero para entender mejor al punto al que quiero dirigirme, leamos cuál es la definición de liderazgo: El liderazgo es la influencia que se ejerce sobre las personas y que permite incentivarlas para que trabajen en forma entusiasta por un objetivo común. Quien ejerce el liderazgo se conoce como líder.[2]
¿Te das cuenta de que todas somos lideresas? Ahora bien, aunque la Biblia no habla explícitamente de líderes o lideresas, sí nos da ejemplos de liderazgo, de personas que fueron influencia en la vida de otras. ¡La Biblia está llena de personas que estaban en una posición de liderazgo! Sin embargo, no todas fueron líderes excelentes.
Hubo algunos líderes que usaban su poder para amedrentar a la población o que, para no perder su puesto, tomaron la decisión de asesinar a bebés porque sugerían una amenaza para ellos. También encontramos líderes que abusaban de la fortaleza de personas que sí tenían la imagen de Dios en ellos.
Te has preguntado, ¿cómo actuamos nosotras? ¿Qué estamos haciendo con el liderazgo que Dios nos ha dado? Recuerda que el lugar en el que estamos, no lo ganamos con nuestras aptitudes o con nuestro carisma, cada lugar de liderazgo ha sido dado por Dios; porque escrito está: «Él es quien cambia los tiempos y las edades; Quita reyes y pone reyes. Da sabiduría a los sabios, Y conocimiento a los entendidos.» (Dn 2:21).
El lugar donde Dios nos ha puesto ha sido dado por gracia, y si dependemos de Él y no en nuestras fuerzas o nuestro propio entendimiento, Él ha prometido que estará con nosotras guiándonos, dándonos sabiduría, humildad y capacitándonos en nuestra labor.
Por tanto, nosotras debemos responder tal como lo dicta su Palabra: «Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.» (Col 3:23), y recordando que por su gracia podemos reflejar su imagen para que otros lo alaben.
¿Qué haré?
Gracias al sacrificio de Cristo tenemos al Espíritu Santo habitando en nosotras, y por medio de Él estamos capacitadas para que, cuando fallemos, volvamos a los pies de la cruz y clamemos por misericordia, perdón y ayuda del Padre. Por tanto, reflexionemos juntas en la siguiente cuestión: ¿estaremos siendo autoritarias o abusivas con aquellos a quienes lideramos?; veámonos a través de la luz de Cristo, quien dijo:
Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos. (Mt 20:24-28).
Detengámonos y meditemos delante del Señor: ¿Estoy sirviendo en lugar de ser servida? ¿Me involucro en las actividades de los que están bajo mi liderazgo? ¿Doy el ejemplo de lo que significa servir? ¿Soy capaz de realizar el trabajo de los que están a mi cargo? ¿Soy amable con los que me rodean? ¿Respondo al llamado de 1 Timoteo 2:24 cuando dice que no debo ser contenciosa sino amable para con todos y apta para enseñar?
Independientemente de tus respuestas y las mías, recuerda que hay esperanza. Siempre es buen tiempo de reconocer delante de Dios nuestras faltas y pedir piedad y misericordia para nosotras. ¡No demoremos! El camino al trono de Dios está abierto y podemos ir con confianza y derramar nuestro corazón delante de Él.
Aprende
Quisiera que, si el Espíritu Santo te ha mostrado alguna mala actitud contra alguien, vayas en arrepentimiento y fe delante de Dios. Pero no solo eso, sino que des un paso más y pidas perdón a aquellos con los que sabes que has sido dura y autoritaria. Muestra a Cristo, mi hermana, será de bendición para ellos, pero mucho más para ti.
Vive
Lee con detenimiento Mateo 20:24-28 y medita en cómo podrías mostrar con intencionalidad el servicio a las personas que lideras.
Ora por ellas, acércate en humildad y déjales saber con tus acciones que Dios vive en ti y ha transformado tu corazón.
Lidera
Acércate a otras mujeres líderes y ten conversaciones significativas en las que puedan abrir sus corazones y rendir cuentas. Hablen de las formas en las que Cristo nos modela la forma de dirigir a sus subordinados y aprendan juntas cómo seguir guiando y modelando a otros, de acuerdo al evangelio.
[1] https://x.com/karlowsky/status/1801228855270686762
[2] https://definicion.de/liderazgo/
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