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¿Cómo sabemos que Cristo volverá?

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¿Cómo sabemos que Cristo volverá?
  • Cristo regresará porque Él es fiel; su vida, muerte, resurrección y ascensión lo testifican.
  • La esperanza que tenemos es que pronto regresará para ser glorificado y todo será restaurado.
  • Mientras tanto, nosotras nos ocupamos en Él esperando pacientemente su promesa.
  • No caemos en temor porque parece que se tarda en regresar, más bien, descansamos en su fidelidad y nos mantenemos firmes.
  • No creemos las falsas enseñanzas de una fecha exacta de su regreso, sino que confiamos que Él vendrá.
  • Disfrutamos de la comunión con el Padre por el Espíritu Santo porque eso haremos en la eternidad.
  • Cada sufrimiento, cada lágrima, cada injusticia debe hacernos anhelar su regreso para vivir eternamente en esa patria celestial.
  • Todas juntas expresemos la verdad y necesidad de todos los hijos de Dios: ¡Regresa pronto, Jesús! 

  

¿Cómo sabemos que Cristo volverá?

Imagina que la persona que más amas te anuncia que pronto se irá, y mientras te lo dice, te da una serie de instrucciones a tomar en cuenta antes de partir. ¿Cómo te sentirías?  ¿Qué pensarías? ¿A qué le prestarías atención? 

Esto le sucedió a los discípulos de Jesús (a excepción de Judas) previo a su muerte en la cruz. En el evangelio de Juan, desde los capítulos 13:31 al 16, leemos las instrucciones que Jesús da a todos acerca de Él, de su muerte, su regreso y la esperanza eterna. Esa esperanza es la promesa de que Él regresaría por ellos, y es también para nosotras hoy: ¡Cristo regresará!

Acerca de su muerte

Inmediatamente después que Judas se retira por la noche, Jesús dice a los once discípulos: «Hijitos, estaré con ustedes un poco más de tiempo. Me buscarán, y como dije a los judíos, ahora también les digo a ustedes: “a donde Yo voy, ustedes no pueden ir”» (Jn 13:33). Jesús ya les había advertido sobre su partida (Lc 9:21-23), les había enseñado su misión (Jn 13:34), y les había modelado cómo padecerían por Él y cómo debían vivir como Él. Lastimosamente, en ese momento no lo comprendieron totalmente, por eso se turbaron con todo lo que Él les decía (Jn 14:1; Jn 16:17).

Jesús les anima a no olvidar sus palabras, a creer que Él está en el Padre, a que pueden hacer las obras que Él hizo, pero, sobre todo, a recordar que no se quedarían solos. Luego de la partida de Jesús, vendría la promesa del Espíritu Santo, quien es otro consolador, y quien les recordaría las palabras de Jesús, lo glorificaría, y tanto a ellos como a nosotras, nos guiará de regreso al Padre (Jn 14:12, 16; 16:7-9, 13-15). Su muerte sería la señal para ellos de que todo lo que Jesús había dicho de Él mismo es verdad. Por eso, en Hechos 1, vemos a los discípulos juntos esperando la promesa del Espíritu Santo. Recordaron que Jesús les dijo: «Si alguien me ama, guardará mi palabra» (Jn 14:23a). 

Acerca de su regreso

Ellos estaban escuchando todo lo que Jesús les decía. No puedo imaginar sus rostros cuando Jesús les dijo: «Acuérdense de la palabra que Yo les dije: “Un siervo no es mayor que su señor”. Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes. Pero todo eso les harán por causa de Mi nombre, porque no conocen a Aquel que me envió» (Jn 15:20-21).

—¿Quiere decir, Jesús, que vamos a sufrir y tú no estarás aquí?, pudieron pensar. O al menos, yo lo hubiera pensado. 

Jesús conocía a sus discípulos, sabía que estaban atemorizados, perplejos y seguramente no comprendían todas las instrucciones en su totalidad. Es por ello que, tanto ellos como nosotras, hoy damos gracias a Dios por el Espíritu Santo porque, lo que olvidamos o no comprendemos, Él nos lo explica. En medio de todo, no solo nos consuela, sino que es la paz que Jesús nos deja al ser  adoptadas como hijas de Dios.

Jesús les dice: «No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes» (Jn 14:18). ¡Jesús regresará! Quizás yo actuaría como Tomás después de que Jesús dijo que iba a preparar un lugar para ellos y que regresaría otra vez y los llevaría adonde Él iba para que estuvieran juntos.

—¿Cómo sabremos que regresarás? ¿Cómo sabremos el camino, Jesús?

—Porque Yo soy el camino, la verdad y la vida, porque me han visto, conocen a mi Padre (Jn 14:5-6). Tengan paz en medio de la tribulación, porque Yo he vencido al mundo (Jn 16:33). El Espíritu Santo los guiará a toda verdad y les hará saber cómo glorificarme. Esto les dijo Jesús, con un corazón paternal y de amor para que tuvieran esperanza en que Él regresaría, y que esa esperanza debía mantenerse en ellos mientras sufrirían en este mundo por causa de Él, (Jn 16:13, 16-18).

Acerca de su esperanza

No puedo ni imaginar lo que fue para ellos el Pentecostés. Ellos tenían muchas dudas, siempre preguntaban sobre qué haría Jesús, quién sería el mayor y cuándo restauraría el reino a Israel. Las respuestas no siempre eran claras, y otras, como la última mencionada, no les competía saber (Hch 1:7). Lo importante era recordar las palabras de Jesús previas a su muerte para tener esperanza en Él.

Sin embargo, aun después de la resurrección de Jesús, ellos tenían preguntas. Probablemente querían asegurar su confianza y esperanza en saber los hechos, los días y eventos previos a su regreso. Es natural, acababan de estar con Él.  Solo sabían que recibirían el poder del Espíritu Santo para hacer lo que Él les mandó. Entendieron que su esperanza no estaba en conocer hechos de su regreso, más bien, de conocer su misión mientras esperaban confiados y firmes en su segunda y última venida

Jesús regresará. «Este mismo Jesús, que ha sido tomado de ustedes al cielo, vendrá de la misma manera, tal como lo han visto ir al cielo» (Hch 1:11b). Esa fue su esperanza y es nuestra esperanza hoy. La victoria sobre la muerte es de Cristo, esperamos ser transformadas en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final (1 Co 15:51-52).

¿Qué hacemos mientras esperamos su regreso?

Porque Cristo regresará, nosotras lo esperamos, confiamos y nos preparamos cada día al obedecer su Palabra, descansamos en sus promesas y proclamamos su evangelio a toda criatura. Pablo lo dice así: «Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano» (1 Co 15:58).

Estamos ocupadas en Él y para Él. Mientras tanto, estamos aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús (Ti 2:13). Esta es la verdadera esperanza que debe sostenernos, queridas hermanas. Cristo es fiel, regresará. Su promesa de la eternidad es verdad porque su vida, muerte, resurrección y ascensión fueron verdad. Nuestra salvación está segura en Él. 

No necesitamos saber la fecha exacta en que Jesús regresará, sin embargo, somos llamadas a creer y confiar en Él mientras esperamos su certero regreso para ir al cielo. No solo porque el sufrimiento dejará de ser, el pecado finalmente morirá y la muerte no existirá más, sino porque estaremos en perfecta comunión con nuestro Padre. El cielo es y será hermoso para nosotras porque finalmente veremos a nuestro Salvador. Hoy, nuestra actitud no debe ser de temor, sino de esperanza porque Él es fiel. Debe ser de anhelo, porque lo que más queremos ahora mismo es a Él. ¡Amén! ¡Amén! ¡Ven pronto, Jesús! 

 

Aprende

¿Cuándo regresará Jesús?

¿Cómo sabemos que Jesús regresará? 

Vive

Lee Juan 16 y escribe todo el pasaje según lo comprendes. Luego, responde: ¿Cuánto anhelo ver a Jesús? ¿Lo he olvidado? ¿De qué forma el sufrimiento me hace anhelar su regreso? ¿Cómo estoy dispuesta a sufrir por Él sabiendo que este no es el final? 

Lidera

¿Qué esperanza transmites a otras mujeres cuando te cuentan sobre sus situaciones difíciles? ¿Cómo puedes tener gozo en este mundo para que otras mujeres sean afirmadas en la fe en Cristo?

 

Recursos

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/4-maneras-en-la-que-la-segunda-venida-de-cristo-nos-cambia-ahora/

https://www.accesodirecto.org/la-venida-del-reino/

 

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