¿Conoces al Espíritu Santo?
Jan 23, 2023
- El Espíritu Santo es Dios.
- El Espíritu Santo es una Persona.
- El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad.
- El Espíritu Santo nos capacita, nos consuela, nos santifica, nos enseña la verdad, nos lleva a Cristo.
- El Espíritu Santo no es mi mensajero, es mi consolador.
- El Espíritu Santo no me obedece, yo le obedezco.
- Ora al Espíritu Santo que te llene de Él y te guie a una vida santa, de obediencia y amor a Dios en la persona y obra de Cristo.
¿Conoces al Espíritu Santo?
Seguramente, como cristiana, has escuchado mucho sobre el Espíritu Santo, su función y obra en la vida de todo creyente. Pero, ¿qué tal si repasamos las verdades que la Biblia nos enseña acerca de la tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, para rectificarlas y, además, para entender lo que el Espíritu Santo no es?
El Espíritu Santo es una Persona
Empecemos reconociendo que el Espíritu Santo es una Persona. Quiere decir que tiene características personales, por ejemplo:
- Al Espíritu Santo se le puede mentir (Hch 5:3)
- Al Espíritu Santo se le puede resistir (Hch 7:51)
- Al Espíritu Santo se le puede entristecer (Ef 4:30)
- El Espíritu Santo tiene una voluntad (Hch 13:2; 20:23; Ro 8:26-27)
- El Espíritu Santo tiene una mente (1 Co 2:10)
- El Espíritu Santo tiene comunión con nosotros (2 Co 13:14)
- La Biblia se refiere a Él como una Persona (Jn 15:26; Jn 16:13-14)
- La Biblia nos enseña que Él realiza acciones personales (1 Ti 4:1; Jn 14:26).
Si es una Persona, la Biblia se refiere a Él como una Persona y realiza acciones de una Persona, entonces no es una fuerza espiritual como el viento al que podemos controlar y usar. Más bien, es Alguien a quien adorar y obedecer.
El Espíritu Santo es Dios
Por todas las características que mencionamos arriba, que también son características de Dios, afirmamos que el Espíritu Santo es Dios. Un ejemplo de esto es la historia de Safira y Ananías, ellos mintieron al apóstol Pedro acerca del valor de un terreno, y Pedro les responde: «Mentiste y trataste de engañar al Espíritu Santo. ¿Por qué se te ocurrió eso? ¡Le mentiste a Dios, no a los hombres! Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró» (Hch. 5:3-5).
Esta característica también es dicha acerca de Dios. Leamos lo que el apóstol Juan dice: «Si afirmamos que tenemos comunión con él [Dios], pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad» (1 Jn 1:6). ¿Lo puedes ver? El Espíritu Santo es Dios.
La obra del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Trinidad, es decir, la Trinidad es la relación entre Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo. Cada uno tiene una función a favor de todo creyente; ninguna función es menor que la otra, por lo tanto, ninguno de ellos es inferior al otro, puesto que solo tenemos un Dios en tres Personas. No son manifestaciones, no son esencia, son Personas.
La obra del Espíritu Santo en la vida de todo creyente la podemos resumir en seis puntos:
- Hacer crecer al creyente a la semejanza de Cristo (Ro 8:29; 2 Tes 2:13)
- Recordar las palabras de Jesús a cada creyente (Jn 16:13; Jn 14:17)
- El Espíritu Santo es nuestro consolador (Jn 14:26; Jn 16:7)
- Él nos convence de todo pecado, justicia y juicio (Jn 16:8-11)
- Él nos equipa para servir a la Iglesia de Cristo (1 Co 12:4-7)
- Nos ayuda a mostrar su fruto en nuestro día a día (Gál 5:16-26)
(Si quieres leer más sobre la vida en el Espíritu, lee este artículo https://www.reformadas.com/blog/unavidadefrutos)
Sin la obra del Espíritu Santo en nuestra vida, específicamente estas, nos encontraríamos perdidas, sin su verdad, sin su consuelo, sin una obra santificadora o transformadora en nuestro corazón, sin habilidades para servir y ayudar a otros. Todo lo que el Espíritu Santo hace dentro de nosotras apunta a la obra salvadora de Cristo y a la gloria de Dios.
De la misma manera que aprendemos quién es el Espíritu Santo, aprendamos lo que el Espíritu Santo no es:
El Espíritu Santo no es tu mensajero
Porque el Espíritu Santo es Dios, no podemos controlarlo, mandarlo o tratarlo como nuestro mensajero para que, según nosotras, haga lo que deseamos. Él no es solo una fuerza espiritual dentro de nosotras, es Dios mismo; por lo tanto, es digno de nuestra honra y reverencia.
El Espíritu Santo no está para obedecerte
Además, derivado de cómo lo tratamos o cómo nos relacionamos con Él, tampoco demandamos que Él obedezca lo que queremos. Por ejemplo, algunas personas en sus cultos de adoración dicen: «Espíritu Santo, revela esto»; «Espíritu Santo haz esto»; «Espíritu Santo, muéstrame el corazón del otro»; «Espíritu Santo, manifiéstate ahora»… entre otros. Porque es Dios, merece nuestra obediencia, no al revés.
La Biblia nos llama a relacionarnos con Él
La Biblia nos llama a relacionarnos con el Espíritu Santo con la reverencia que merece, con la obediencia que nos pide, y con el refugio que nos provee. Su obra en nosotras es demasiado importante porque acredita en nosotras que somos hijas de Dios. Si Él nos habita, entonces la esperanza del cielo es nuestra. Él nos guía a Cristo y a glorificar al Padre, nos hace santas y nos hace amar lo que Dios ama. Nos ayuda a obedecer la Biblia. En resumen, el Espíritu Santo nos prepara para nuestro destino final en medio de un mundo golpeado por la maldad, y nos sostiene mientras transitamos en él cada día.
Hoy podemos pedir al Espíritu Santo que nos llene, que nos fortalezca para obedecer a Dios, y nos ayude a crecer en santidad, piedad y amor hacia el pueblo de Dios. Él nos ayuda a mostrar al mundo que somos de Dios. No porque nos da lo que queremos, sino porque nos recuerda que ya tenemos lo que necesitamos: a Cristo. ¡Amén!
Aprende
¿Cuáles son las dos características del Espíritu Santo?
Vive
Lee Romanos 8 y subraya las diferentes obras que realiza el Espíritu Santo. Escríbelas, medítalas, y vívelas.
Lidera
Si conoces a alguien que no comprende las verdades del Espíritu Santo, usa este material para encaminarla y guiarla a la verdad.
Recursos:
https://www.compellingtruth.org/Espanol/es-el-Espiritu-Santo-Dios.html
https://cristianismoactivo.org/que-funcion-cumple-el-espiritu-santo
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