Descubre tu identidad como hija de Dios: La historia de Úrsula Von Mustenberg

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Úrsula fue huérfana desde temprana edad e ingresada casi de inmediato a un convento.
Ella era una monja reacia a estar allí, tenía dudas de todo lo que enseñaban, pero no sabía cómo explicarlo.
No fue hasta que leyó los escritos de Martín Lutero que sus dudas sobre su salvación y fe fueron disipadas.
Su identidad ya no era de una monja que alcanzaba la salvación por las buenas obras, sino la de una hija de Dios que creía en la obra de Cristo por fe y por gracia.
Al escapar físicamente del convento para buscar refugio en Alemania escribió una carta explicando las razones por las que huyó, citando pasajes bíblicos sobre la salvación.
¡Cuán maravillosa y poderosa es la obra de Cristo que nos salva incluso de creer que nosotras merecemos salvación! Es por gracia que somos hijas de Dios.
Es por la fe en Cristo Jesús que permanecemos en Él porque Él nos sostiene de acuerdo a las maravillosas promesas de su Palabra.
La salvación no es por obras, es por gracia y mediante la fe en Jesús. La identidad que nos ha sido otorgada es de hijas. Es un regalo inmerecido cuya total autoría es de Jesús.

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Descubre tu identidad como hija de Dios: La historia de Úrsula Von Mustenberg

Tu nacimiento le anuncia al mundo que Dios ha integrado a su creación una persona más a su imagen y semejanza. Aunque algunos padres ya han trazado el destino de sus hijos cuando nacen —o incluso antes—, Dios es quien determina sus pasos. Esto nos enseña hoy la historia de nuestra mujer de fe, Úrsula Von Mustenberg, pues Dios es quien tuvo la primera y la última palabra en su identidad y en su vida.

¿Quién es?

Úrsula Von Mustenberg nació en 1491 en lo que hoy conocemos como la República Checa, y murió en el año 1534. Con solo 43 años de edad, dejó una huella en el tiempo de la Reforma. Quedó huérfana a muy temprana edad y fue a vivir con su tía Sidonie de Bohemia, quien ingresó a Úrsula al convento de Magdalena para que tomara sus votos religiosos y profesara su llamado a ser monja. En ese tiempo, solo había dos caminos para las mujeres, ser monja o casarse, este estado civil se convertía en tu identidad ante la sociedad, pero seguramente también en el corazón.

¿Cuál es su historia?

En los años siguientes a su ingreso al convento ya se escuchaba sobre las enseñanzas de Lutero. Catalina de Mecklenburg, esposa de un primo católico de Úrsula, introdujo de contrabando escritos de Martín Lutero. Estos documentos fueron de gran influencia en el pensamiento de Úrsula y fueron de ayuda para aclarar dudas que tenía sobre los procedimientos de las monjas y acerca de su fe.

Úrsula planeó su escape del convento al convencerse de que estar en él y practicar lo que les enseñaban no estaba en las Escrituras. Ella y otra monja se escaparon de noche. Las mujeres se dirigieron a Wittenberg, Alemania, con unos pastores locales que estaban bajo la enseñanza de Lutero. El policía encargado de buscarlas y arrestarlas, John, ya estaba simpatizando con las ideas de Lutero, así que las protegió de las autoridades del convento.

Úrsula escribió a sus perseguidores: "Os aseguro que no necesito que me amonestéis para que no abandone vuestro territorio, y estoy muy dispuesta a relatar toda la ansiedad, el peligro y la miseria que he experimentado en mi huida. Ya he escrito mis disculpas. No pido nada a este mundo y si en esta hora tuviera que comparecer ante el tribunal de Dios me moriría de alegría".

Quienes se interesaron por el ruido que hizo el escape de estas dos monjas, especialmente de Úrsula, pidieron a John que impidiera la publicación de la disculpa de Úrsula. "Puede molestar a muchas de las hermanas y hacer que otras abracen una vida sin Dios", le dijeron. Pues en ese momento, quienes no abrazaran la religión católica romana en el formato de un convento para mujeres solteras, entonces estaban contra Dios.

La disculpa de Úrsula se publicó. Se dice que su carta muestra testimonio de su madurez teológica y de la manera cuidadosa y orante en que había llegado a sus conclusiones. Estaba fechada el 28 de abril de 1528, más de cinco meses antes de su huida, lo que demuestra que su decisión ya estaba tomada en aquel momento.

Esta decisión, dijo, había sido dictada por su conciencia. Como Lutero había afirmado unos años antes durante la Dieta de Worms, ir en contra de la propia conciencia no era ni correcto ni seguro. "¿Quién puede resistir la ira de Dios?", preguntó. Los versículos bíblicos que Úrsula utilizó para justificar su escapatoria y nacer de nuevo a una fe bíblica, fueron: Hebreos 2:14; Juan 3:16; Marcos 16:15-16. Porque estaba convencida que la salvación no es meritoria por hacer buenas obras, sino por la fe en Cristo ¡Ya fuimos justificadas por la fe en Él.

La carta que redactó Úrsula fue de gran influencia para los que estaban en esa misma situación. Muchas monjas empezaron a salirse del convento, admitieron que ser hijas de Dios no se debía a sus buenas obras ni a apartarse del mundo para realizarlas, aprendieron que ser hijas de Dios es vivir de acuerdo a la Palabra de Dios en el poder del Espíritu Santo por la fe dada por Dios basada en los méritos de Cristo.

¿Cómo podemos imitarla?

Lo maravilloso de leer estas historias aun cuando sucedieron hace muchos años es comprender el corazón de Dios al usarlas como medios de gracia para afirmar su Palabra: ser hija de Dios es por los méritos de Cristo. Es decir, no vienes a la fe en Jesús porque eres buena, porque te guardas de hacer lo que los no creyentes hacen o porque siempre estás haciendo oraciones, tampoco por siempre estar sirviendo en tu iglesia ni porque te portas bien.

Vienes a la fe porque Él te trae, porque la obra de Jesús, su vida, muerte y resurrección, es suficiente para ser colocada en tu cuenta delante de Dios para que Él diga de ti: Hija, eres justa y santa (apartada para mí) por mi gracia en traerte y abrirte los ojos a que veas tu necesidad de creer en mi Hijo para tu salvación eterna. Tú y yo solo reconocemos quién es Él cuando Dios nos abre los ojos y el Espíritu Santo nos hace nacer de nuevo para vivir para Él, hacer buenas obras por Él y por medio de Él.

Es muy diferente ser hija de Dios porque tú te lo ganaste. Imagina cuán difícil sería eso. Si somos honestas, no eres perfecta, tu corazón desea lo que no le agrada a Dios, al menos una vez en el día. Por eso, Cristo, quien no pecó ni una sola vez cuando caminó en esta tierra, es el único que puede poner su vida en la cruz por la tuya. De esta manera, su rayo de luz te ilumina para ver tu gran necesidad de Él y tu podredumbre en llegar a Él por tus obras. ¡Del Señor es la salvación! El Espíritu Santo inyecta su vida en ti para que creas y seas adoptada como hija de Dios.

Entonces Él te dice hija, pues ciertamente eso venimos a ser por Cristo (1 Jn 3:1). No hay título más grande, liberador y seguro que este. Úrsula huyó físicamente de aquello que la tenía atrapada, la libertad que experimentó en conocer la verdad de la Biblia sobre quién era la hizo escribir la verdad de que ella era una hija de Dios por los méritos de Cristo, que moriría gozosa si tuviese que afirmarlo una vez más.

Aprende

¿Qué aprendió Úrsula sobre su salvación e identidad?

Vive

Lee 1 Juan 3:1-8 y responde: ¿Qué dice Juan que somos? ¿A qué se refiere Juan cuando dice: "nos ha otorgado el Padre"? ¿Cuál es nuestra esperanza según versículos 2-3? ¿Cuál es el distintivo de un hijo de Dios? ¿Qué destruyó Jesús? ¿Eres practicante del pecado? ¿Vives una vida de arrepentimiento y fe? Luego, ora al Señor por esta breve meditación en su Palabra.

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