¿Puedes sola? Escucha a tu comunidad de fe
Sep 20, 2023- La Palabra de Dios permanece, es decir, sus verdades, sus principios no cambian con la época o la moda del mundo.
- No puedes vivir sola, aun cuando tu juventud te convence de que puedes hacerlo, necesitas a otros involucrados en tu vida.
- Los cristianos maduramos cuando crecemos juntos en la verdad que permanece, porque son familia eterna.
- El individualismo nos ciega de ver nuestra necesidad de corazones enseñables que se sacrifiquen por otros en amor a Dios.
- Querida joven, sé intencional en buscar a hermanos y hermanas para caminar contigo tu vida diaria.
- Somos parte de un cuerpo, el Cuerpo de Cristo; nos necesitamos para crecer, madurar y glorificar el nombre de nuestro Señor.
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¿Puedes sola? Escucha a tu comunidad de fe
¿Cuánto es suficiente para Jesús? Quizás te has hecho esta pregunta al no entender por qué no has recibido alguna bendición si tu vida es buena y tu comportamiento correcto, al menos según tu perspectiva. No has cometido asesinato, asistes a la iglesia, participas en los eventos misioneros, das de tus riquezas o de lo que tienes a los pobres, no mientes, no robas, eres fiel a tu esposo, te esfuerzas en mantener una actitud positiva y sirves al prójimo con alegría. De hecho, la sociedad, así como tu comunidad local, te considera una ciudadana ejemplar por estas y muchas otras obras que realizas. ¿Qué más quiere Jesús? ¿Por qué no me da lo que quiero? ¡Cancelado!
Contexto
La historia del joven rico es una historia muy conocida, puedes leerla en Marcos 10:17-30. Jesús está regresando de enseñar a los fariseos y a sus discípulos el sentido de la ley acerca del divorcio. Después de esto, mientras va en el camino junto a sus discípulos, Jesús los reprende porque ellos no permiten que los niños se acerquen a Él. Jesús les dice: «Dejen que los niños vengan a Mí; no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios» (Mr 10:14b).
Este acercamiento contrasta con la historia del joven rico en cuanto a la razón de ir y seguir a Jesús. ¿Por qué? Porque los niños querían conocerlo verdaderamente. Los niños no eran considerados importantes, se creía que no tenían nada que ofrecer a la sociedad, y por supuesto, tampoco a Jesús. Sin embargo, Él los recibe gustosamente.
Entonces un joven rico se acerca a Jesús con el respeto tradicional que se hacía a un Rabí: «Arrodillándose delante de él le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”» (Mr 10:17 b). Lo que el joven quería saber con esta pregunta era cómo podía asegurarse de ir al cielo. Jesús responde primeramente que nadie es bueno y que el único que sí es bueno es Dios, a quien Jesús, su Hijo, obedece. Seguidamente, Jesús le pregunta si él conoce los mandamientos, a lo que orgullosamente el joven rico contesta que sí, y que no solo los conoce sino que también los ha guardado todos desde su juventud. Es decir, él siempre ha sido un buen cristiano.
Jesús le responde con mucha compasión a su espíritu de ímpetu y emoción diciéndole que solo le hace falta una cosa: «Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues» (Mr 10:21). Seguidamente, el joven rico se retira triste y afligido, pues él tenía muchas posesiones, dice la Palabra.
El juicio
Podríamos considerar al joven rico como un buen cristiano de su tiempo. ¿Por qué? Porque probablemente no solo era un ciudadano líder dentro de la sinagoga (Lc 18:18), también era rico, correcto y bueno, con el entusiasmo que caracteriza a la juventud. ¿Cómo se atreve Jesús a rechazar a tan buen joven, a un joven que está haciendo bien y siendo de ejemplo para otros? ¿Quién se cree Jesús? ¡Cancelado!
Enseñanza de Jesús
Lo cierto es que Jesús estaba contrastando toda la enseñanza legalista y de apariencias con la verdad de lo que sucede en el corazón. No importa quién eres a partir de lo que tienes o haces, lo que importa es lo que el Padre bueno sí ve: las motivaciones del corazón.
Jesús aprovecha este acontecimiento para enseñar a sus discípulos sobre esta gran verdad: aquellos que aman sus riquezas, difícilmente se salvarán (Mr 10:24). ¿Qué tiene que ver la salvación con la buena conducta y obediencia del joven? Pues mucho. Vuelve a leer la respuesta de Jesús de forma parafraseada, Él está diciendo que todo aquello en lo que una persona confía no es el verdadero tesoro.
El verdadero tesoro que el joven obtendría si confiaba en Jesús se encuentra en el cielo, no eran sus posesiones terrenales. Él podía dar todo lo que Dios bueno le había dado porque, al tomar su cruz y seguirlo, encontraría el verdadero tesoro y realmente agradaría a Dios. Él no comprendía que el cumplimiento de sus buenas obras no lo hacían salvo, necesitaba, como todos, confiar completamente en Jesús.
Jesús no estaba diciendo que el joven debía realizar otra obra social para obtener la vida eterna o la salvación, estaba exponiendo su corazón. La realidad es que él no era completamente justo, puesto que amaba a sus posesiones materiales (Mc 10:22) más que a su prójimo como la ley lo dice (Lev 19:18). Por eso se retiró y se rehusó a obedecer el llamado de Dios, optando quedarse con sus riquezas, su buen nombre y reputación por los que probablemente era reconocido, aunque estaba alejado de Dios.
La petición de Jesús hacia el joven tenía una intención: conocer su corazón. Los discípulos rápidamente se preguntaron: si alguien tan ejemplar fue rechazado, ¿qué oportunidad de salvación había para los que no eran como él? (Mr 10:26) Además, consideremos que la interpretación rabínica de prosperidad afirmaba que la riqueza era una clara ventaja en la adquisición de la salvación.
Pero la realidad es que ni los ricos, ni los pobres ni los que se portan bien y hacen todo correcto pueden salvarse por sus obras, riquezas o méritos, solamente los que abandonan todo lo que aman, incluyéndose, para seguir a Jesús y recibir de Él la vida eterna. Al final, todos los creyentes son iguales en el Reino de los cielos (Mr 10:31).
Aplicación
Lo cierto es que no hay diferencia entre un pobre y un rico. No hay preferencias entre alguien que se cree bueno o correcto, pues solo hay uno bueno, y ese es Dios. Por otro lado, los que se acercan a Jesús con las manos vacías, no necesariamente los pobres, sino los que en su corazón saben que no tienen nada valioso que ofrecer a Jesús, pueden seguirlo y recibir la vida eterna. Es decir, creer en Él y arrepentirse de sus pecados mostrado en dejar de aferrarse a lo que hoy les da una identidad, posición o renombre.
Jesús no rechazó al joven rico para pedirle algo más que la misma ley no le pidiera. Él le indicó el camino a la vida eterna, pero fue el joven el que no quiso seguir a Jesús cuando ponderó el costo que eso representaba. Este contraste que hoy vemos en nuestra cultura sobre el renombre que se le da a las personas por lo que hacen y tienen solo ha traído desilusión a quienes no tienen lo mismo y confusión en lo que verdaderamente representa seguir a Cristo con la esperanza de vida eterna.
Hoy cancelamos a Jesús cuando consideramos lo bueno que hemos hecho y Él no nos recompensa. Hoy cancelamos a Jesús cuando creemos que nuestra reputación, buenas obras y méritos nos abren el camino a la salvación o sostienen nuestra salvación. La realidad es que, cuando comprendemos el precio que Jesús pagó por nuestros pecados y lo inútiles que éramos para pagarlos por nosotras mismas, darle todo nuestro ser es digno. Alabarlo y dejarlo todo por Él es lo menos que podemos hacer.
Jamás pagaremos tal magnánima obra de salvación. Jesús nunca nos pide algo que no podemos hacer si Él realmente mora en nosotras, pues Él nos ayuda. Por eso la salvación es por gracia. Jesús trabaja en corazones dispuestos a seguirlo, porque lo que hacemos y tenemos aquí perecerá. Entraremos al Reino de los cielos porque Jesús entró primero por nosotras. Considera si en tu mente, frente al rechazo de algo que le has pedido a Dios y no te ha concedido, has cancelado a Jesús sosteniéndote de tus obras y olvidando la obra de salvación perfecta y completa que Él hizo por ti. ¿Sabes cuánto la necesitas?
Aprende
¿A qué se refiere la historia del joven rico?
Vive
¿Cuál es el costo de seguir a Jesús? Lee Lucas 14:25-33. Encuentra las similitudes de este relato con el pasaje de nuestro artículo. Luego, resume con tus palabras la enseñanza. Por último, pregúntate: ¿He cancelado a Jesús y sus enseñanzas al valorar más las de los hombres? ¿De qué manera? Por último, ora y pide perdón a Dios ayuda para seguirlo fielmente.
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