Evangelismo exitoso
Nov 20, 2023
- La gran comisión nos llama a evangelizar al hacer discípulos de Cristo de todas las naciones.
- El pasaje nos dice que debemos ir, bautizar y enseñar todo lo que Jesús ha enseñado.
- Lo que Jesús ha enseñado incluye el Antiguo Testamento y el resto del Nuevo Testamento.
- Para una conversión genuina, las personas necesitan saber la mala noticia de quiénes son y lo que han hecho.
- Para luego afirmar quién es Dios y lo que Él ha hecho en Cristo para llamarnos a salvación.
- Al enseñar estas verdades, no necesitamos decir qué hacer, el mismo Espíritu que obra, las llamará al arrepentimiento.
- La meta del evangelismo exitoso es el discipulado y la vida en comunidad que dura toda la vida hasta que Cristo regrese.
Evangelismo exitoso
¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas la palabra “evangelismo”? Quizás, como yo, piensas en una cruzada de milagros o en un evento grande donde hay música, un famoso predicador y testimonios increíbles. Dios puede usar estos eventos, pero cuando hablamos de evangelismo exitoso, estamos hablando de algo más personal y completo, algo integral. Se trata de hablar la verdad del evangelio a toda persona, de toda raza, de toda nación, estado civil, social e intelectual, y a la totalidad del ser humano, es decir, a su corazón y a su cuerpo.
La mala noticia
Jesús dijo en Mateo 28:18 «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». A este pasaje lo conocemos como la Gran comisión. Es decir, el mandato bíblico de hacer discípulos de Cristo. Este pasaje también nos dice cómo debemos hacerlo: ir, bautizar y enseñar todo lo que Él ha mandado.
Por mucho tiempo, se le ha dado mayor prioridad a la enseñanza del ir y bautizar, pero no tanto a la de enseñar. Pareciera que una cosa está separada de la otra, pero no es así en la práctica. Nota lo que hizo Pedro en su primera predicación después del Pentecostés:
«Hombres de Israel, escuchen estas palabras: Jesús el nazareno, varón confirmado por Dios entre ustedes con milagros, prodigios y señales que Dios hizo en medio de ustedes a través de Él, tal como ustedes mismos saben. Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo ataron. Pero Dios lo resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella. Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor» (Hch 2:22-24; 3:19).
Si bien es cierto que la salvación es por fe y por gracia, lo que significa que no hacemos nada para recibirla, necesitamos entender por qué necesitamos salvación y por qué somos salvas. Este pasaje nos lo dice: necesitamos la salvación porque rechazamos a Jesús como Señor y Salvador. Nuestro rechazo por nuestro pecado lo llevó a morir en la cruz —el inocente por el culpable. La ira de Dios que estaba sobre nosotras como su enemiga (Jn 3:36), nos condenaba, y solamente Cristo, el perfecto humano, recibió esa ira por nosotras (Ro 5:9), y en su lugar, nos otorgó vida eterna. Él pagó toda deuda por el pecado y la culpa para traernos a una relación personal y viva con nuestro Padre Celestial (Ro 5:1).
La mala noticia de quiénes éramos nos abre los ojos para ver lo necesitadas que estamos de salvación, para así recibirla por fe del único que nos la puede dar: Jesús, el Señor. Necesitamos enseñar que el pecado ha corrompido a todo ser humano, su alma y su cuerpo, por lo que la solución salvadora solo puede venir fuera de nosotras, en la encarnación de Dios mismo. Si al evangelizar no enseñamos estas verdades, las personas no podrán atesorar su salvación ni el primer día ni en los días venideros. Lentamente, pueden pensar que ellos la merecen, sobre todo, si la enseñanza que escuchan es parecida a: «Dios te ama y te quiere bendecir; Dios sabe cuánto has sufrido y por eso haz está oración».
La buena noticia
Es por lo anterior, que Pablo dijo: «Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro 6:23). Luego de explicar la mala noticia, enseña que Cristo debía morir por nuestros pecados, que no es poca cosa. Dios mismo se hizo hombre para tomar nuestro lugar en la cruz, un lugar que nadie podía ni puede tomar porque nadie es perfecto como Él fue perfecto mientras caminó en esta tierra como hombre. La buena noticia es que Dios se acercó a nosotras. Nos buscó para salvación porque Cristo murió por nosotras. Esto es verdadera gracia.
Pablo continúa enseñando que, una vez recibida la salvación, Dios nos justifica y aparta para Él. Esto quiere decir que esta persona tendrá que dejar su vieja vida con sus afectos y pensamientos para tomar los de Jesús (Ef 4:21-24). La salvación que Él provee no solo es de su alma, es también de su cuerpo, ya que el pecado también corrompió su cuerpo que se enferma y un día dejará de ser, pero gracias a la resurrección de Cristo, su cuerpo resucitará con Él (Fil 3:21). El Espíritu Santo viene a morar a la persona en ese momento para ayudarlo en su proceso de santificación o transformación, de manera que dependa de Dios.
Por eso llamamos al evangelismo exitoso un evangelismo integral, porque enseñamos la salvación que incluye saber quiénes éramos, qué hicimos, quién es Dios y qué ha hecho por nuestra incapacidad de salvarnos y acercarnos a Él. Una vez Dios nos ha salvado al traer convicción de pecado, fe para creer en Jesús y arrepentimiento, necesitamos seguir creciendo al seguir las pisadas de Jesús (1 Pe 2:21). Aunque probablemente no será la misma persona quien evangelice y discipule, sí debemos ser responsables de qué pasará con aquellos que evangelizamos. No solo les pedimos que repitan una oración, sino que hagan de Cristo su vida para que el evangelio moldee todo lo que hacen, son y piensan.
Discipulado y disciplinas espirituales
En este sentido, un evangelio exitoso incluye el discipulado. Puede iniciar con la invitación a una iglesia, al final cada creyente debe congregarse porque ya es parte de la familia de Dios y necesita compartir con otros hermanos y hermanas para seguir creciendo y madurando su fe en Cristo. Un discipulado continuará enseñando todo lo que Jesús enseñó, es decir, toda la Biblia (Lu 24:44). Una de las mejores formas de hacerlo es animando a las personas a desarrollar hábitos piadosos por medio de las disciplinas espirituales.
Necesitan aprender a leer, estudiar y meditar su Biblia. Además de cultivar una vida de oración, las personas necesitan ser integradas a una comunidad de fe donde aprendan de otros, vean cómo se vive el evangelio que incluye pedir perdón, confesión de pecado, restauración y ayuda. La salvación gratuita que Dios ofrece es la mejor noticia del mundo porque solo en una relación con Dios encontramos plenitud, gozo, consuelo y paz cuando la parte ofendida se vuelve como el ofensor para que este pueda disfrutar de estas dádivas. Este es el evangelio exitoso. Te animamos a proclamar la mala y la buena noticia juntas de manera que honre la salvación gloriosa del Señor y los convertidos encuentren poder únicamente en el evangelio (Ro 1:16).
Aprende
Describe con tus palabras lo que significa evangelismo exitoso. ¿Qué nos enseña la Biblia que debemos hacer al evangelizar?
Vive
Lee Tito 3:3-11. Subraya la mala noticia con color negro y subraya la buena noticia con color rojo. Describe cómo se debe ver la nueva vida en Cristo. Puedes usar este pasaje para evangelizar a otros.
Lidera
Haz una lista de personas a las cuales puedes evangelizar, y de acuerdo al artículo o el pasaje anterior (también puedes usar Efesios 2:1-10), practica cómo incluir la mala y buena noticia en tu mensaje evangelista.
Recursos
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