La naturaleza divina y humana de Cristo
Sep 25, 2023- Sin la humanidad de Cristo no habría perfecto sacrificio.
- Sin la deidad de Cristo no habría resurrección eficaz ni relación eterna.
- Cristo, siendo hombre y Dios, hizo que nuestra salvación sea perfecta y eficaz para demostrar que Dios se encarnó, vivió sin pecado, obedeció perfectamente, murió la muerte que merecíamos para vencer el dominio del pecado en todos los que creen en Él.
- Cristo, siendo hombre y Dios, hizo de su resurrección la primicia que más espera nuestro corazón, una eternidad sin comparación.
La naturaleza divina y humana de Cristo
¿Has considerado cómo obró Dios en Cristo para tu salvación? ¿Has considerado a Cristo como hombre y como Dios? Cuando lees los evangelios, ¿ves a un hombre o ves a Dios? ¿Has pensado que, si Jesús no hubiera sido hombre y Dios, tu salvación no hubiera sido posible? Mira lo que dicen las escrituras:
“Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna” (Heb 4:14-16).
Hablemos de Cristo.
Cristo fue hombre
Después de la caída en Génesis 3, el hombre y la mujer fueron echados del jardín del Edén porque, a causa de su pecado, no podían estar delante de la presencia de Dios. Es decir, su relación con Dios estaba quebrantada. Desde ese momento en adelante, el buscar a Dios, obedecerlo y amarlo para vivir para Él sería una lucha interna para la humanidad entera. ¿Qué prometió Dios? Enviar a una simiente o descendencia que vendría de la mujer para aplastar al engañador, Satanás (Gn 3:15).
¿Qué haría esa simiente? Pues estaba claro que sería un hombre nacido de una mujer. A través de su vida perfecta, sin pecado, el Hijo de Dios, el segundo Adán, pondría su vida en una cruz para quitar la culpa del pecado y la condenación por el pecado de todos los que creyeran en Él. Por siglos, el pueblo de Dios esperó a ese hombre, esperaban al Mesías que derrotaría a Satanás para vivir en perfecta paz, plenitud y gozo con Dios, puesto que la multitud de sacrificios de corderos en el Antiguo Testamento no trató con el corazón del pueblo ni con el del sacerdote, ni fue suficiente como Dios esperaría para la limpieza de pecado.
Porque Cristo fue hombre, el sacrificio en la cruz satisfizo la ira de Dios. Si Cristo hubiera sido un espíritu, no habría verdadera sangre sin la cual no hay perdón (Heb 9:22). Cristo, siendo hombre y sumo sacerdote, fue la ofrenda perfecta para que, por medio de su vida obediente, sin mancha, sin pecado, fuera el Cordero inmolado que quita el pecado del mundo. Dios se encarnó; Dios con nosotros. ¡Qué maravillosa expiación!
Cristo es Dios
Sin embargo, nadie hubiera podido resistir hasta la muerte como Cristo lo hizo si no hubiera sido Dios. La misión de Cristo, el Hijo de Dios, nadie más la hubiera podido cumplir, solamente Él, puesto que la evidencia de que era y es Dios es la resurrección. La fe cristiana surge del testimonio de la vida y obra de Cristo. Los milagros, el perdón de pecados, la expulsión de demonios, sanidades y el conocer los pensamientos e intenciones del corazón del hombre y la resurrección de los muertos son testimonio de que Jesús es Dios.
La resurrección confirma su humanidad y deidad, e inaugura un tiempo de cumplimiento hacia el último tiempo de la eternidad. Porque Cristo fue y es Dios podemos conocer a Dios, la redención está a nuestra disposición, la reconciliación entre Dios y los hombres es posible y podemos adorar a Dios como Él siempre lo ha querido. ¡Esto es un misterio increíble! ¡No podemos ni siquiera vislumbrar cómo es posible! El Dios santo encarnado en un cuerpo humano, pero que no pecó en carne ni en espíritu. Definitivamente, Jesús, el mejor Adán, es quien nos salva para abrir el camino a un mejor Edén: el cielo.
Cristo es hombre y Dios
Cristo, en su encarnación, trató con el problema humano con Dios con el propósito de que lo podamos conocer y volvernos a Dios. Lo maravilloso de esto es que Dios tomó la iniciativa de buscarnos en su humanidad para que la brecha creada por el hombre debido al pecado fuera restaurada para que Dios y el hombre tengan relación eterna. ¡¿No es increíble que Dios todopoderoso te haya buscado para salvarte y que haya hecho todo para que fuera posible?!
La validez de la obra de Cristo en su muerte aplicada a nosotras por la fe depende de la realidad y verdad de su humanidad, al igual que su eficacia depende de lo genuina de su deidad. Muchas personas dicen creer en Dios, pero no afirman creer en Cristo. Lo cierto es que la diferencia del cristianismo con otras religiones es que el verdadero y único Dios, en vez de pedirnos ofrendas para aceptarnos, se hizo ofrenda tomando forma de hombre para acercarnos a Él y darnos todo lo que realmente necesita nuestra alma: paz.
¿Qué implica para nosotras?
Porque Cristo padeció como nosotras, hoy puede compadecernos. Porque Cristo murió por nosotras y resucitó en victoria, podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia y encontrar la verdadera ayuda. Porque Cristo fue tentado, herido, molido, traicionado, escupido, muerto por nosotras, podemos amarlo y ser amadas infinitamente. Porque Cristo lloró, se cansó, tuvo hambre y necesidad de orar a su Padre, podemos comunicarle cómo nos sentimos y lo que nos sucede con el fin de encontrar compasión y no condenación.
Porque Cristo, quien ahora, después de ascender a los cielos, está sentado a la diestra del Padre intercediendo por nosotras, podemos estar seguras de perseverar en nuestra vida cristiana (Fil 1:6). Porque Cristo aprendió sabiduría, nació como un bebé y creció como un hombre, podemos imitar su humildad. Porque Cristo no hacía nada sin orar a su Padre, nosotras podemos orar para depender de Él. Porque Cristo ascendió a los cielos y nos dejó al Espíritu Santo dentro de nosotras, podemos hablar con Él y ser dirigidas según su Palabra.
Porque Cristo fue hombre y Dios, nos resucitará en cuerpos gloriosos como el de Él para vida eterna. Lo veremos con las marcas de la cruz, con su rostro resplandeciente dándonos la bienvenida como siervas fieles, entrando en el gozo del Señor. Hermana, recuerda estas verdades para tener esperanza y ánimo cada día. Cristo vive dentro de nosotras y su obra de vida, muerte y resurrección es eficaz y perfecta para nosotras. No hay amor más grande que este y no hay obra más grande que esta para darnos propósito y sentido cada día.
Aprende
¿Por qué Cristo necesitó ser hombre y Dios?
Vive
Lee Filipenses 2:1-11. ¿Qué dice el pasaje acerca de la humanidad y deidad de Jesús? ¿Cuál es el resultado de su obra? ¿Por qué los filipenses deben imitar a Cristo y en qué? Luego, medita en tu vida. ¿Cómo puedes imitar a Cristo basado en lo que Él ha hecho?
Lidera
Escribe en una columna las implicaciones de la humanidad y deidad de Jesús. Después, comparte con alguien que no es creyente sobre la obra de Cristo. Oramos para que Él la salve.
Recursos
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/perfectamente-humano/
https://answersingenesis.org/es/dios/por-qué-tomó-jesús-una-naturaleza-humana/
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