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Mujer, ¿estás defendiendo tu fe?

apologetica defender mi fe doctrina teologia Oct 16, 2024
Mujer, ¿estás defendiendo tu fe?
  • Es necesario que recuerdes que las conversaciones difíciles no necesariamente son problemáticas.
  • La teología no es la letra que mata, es necesaria para defender nuestra fe.
  • El Espíritu Santo es nuestro recurso más valioso, pero también necesitamos pasar tiempo en oración y en el estudio de la Palabra.
  • Todos somos teólogos porque creemos algo acerca de quién es Dios.
  • La Palabra nos dice que Dios dejó inscrita en nuestros corazones su ley, por tanto, todos tenemos el deseo de saber de dónde venimos y porqué estamos aquí.

 

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Mujer, ¿estás defendiendo tu fe? 

La guerra que estamos viviendo en la actualidad no quiere ser la protagonista, por el contrario, quiere pasar desapercibida. De hecho, su intención es ser normalizada con sutiles mensajes que se infiltran en la rutina de cada día por los programas que vemos, el contenido que consumimos y las conversaciones que tenemos. 

En vez de bombardeos brutales y directos, sus ataques son como programadas gotas de cianuro que cauterizan y debilitan la capacidad crítica de sus víctimas. Esta «inocente» estrategia resulta ser la más letal y efectiva para llevar al ser humano a intercambiar el plan y los estándares de Dios por modelos humanos que atacan a los creyentes con apetecibles promesas de identidad, propósito y esperanza. 

En este contexto, una fe desinformada y sin convicciones profundas puede ser presa fácil de los ataques de diferentes filosofías y movimientos centrados en saciar al ser humano y alejados de la adoración y la obediencia a Dios. 

Hace algunos años me di cuenta de que no sabía cómo defender mi fe ante argumentos estructurados y aparentemente razonables que dejaban a Dios fuera de la ecuación. Mis respuestas espirituales siempre se quedaban cortas a los razonamientos científicos. Pero poco a poco comencé a entender que Cristo es Rey, tanto en el mundo de la teología, de la adoración dominical y del devocional diario como en la investigación, la filosofía y la razón (Sal 93:1-5). 

Entonces, ¿cómo se prepara el creyente para defender su fe ante un mundo ateo cuyas estrategias fácilmente seducen al corazón humano? Esta fue una pregunta que me hizo reflexionar durante una conversación que tuve con Emilio Yitzhak, psicólogo, cristiano y consultor político que reconoce la responsabilidad del creyente en equiparse no solo para la piedad sino para compartir y defender el evangelio con la ayuda del Espíritu Santo, en todas las áreas y temas de la vida humana.

La búsqueda de una fe informada

Antes de procurar defender nuestra fe debemos asegurarnos de conocerla. «Una fe desinformada no es una fe en absoluto», afirma Emilio. El creyente debe ser diligente en estudiar las doctrinas, los principios y los temas de las Escrituras que apuntan a Cristo como la única verdad. Pero si el creyente no prueba la riqueza de las implicaciones al estudiar de manera intelectual y critica los fundamentos de la fe cristiana, ¿cómo podrá defender sus convicciones? ¿Cómo podrá identificar, evadir y arremeter contra las mentiras de Satanás? Informar nuestra fe con los conceptos básicos de teología, doctrina e historia de la iglesia alimentará y fortalecerá nuestra fe para el día en el que deberá ser defendida ante cualquier persona que busque desacreditarla (1 P 3:15).

Aquí hay algunos temas que puedes comenzar a estudiar:

La ganancia del conocimiento cultural

En toda batalla, la astucia del ejército se reconoce al estudiar detalladamente los hábitos, las creencias y los patrones de su oponente; de hecho, esto puede otorgarle la victoria al predecir las acciones de su enemigo. Por lo tanto, el creyente debe procurar leer, investigar e informarse del origen, desarrollo y consecuencias de las filosofías humanas que moldean la cultura con el fin de desenmascarar las mentiras y debilidades de las corrientes que encuentran su fundamento fuera de Dios, el Creador.  Aparte de leer y estudiar el cristianismo, es importante investigar la teoría de la evolución de Darwin, las bases del socialismo, las consecuencias del posmodernismo, los orígenes del marxismo, la historia del feminismo, etc. No basta con solo conocer sobre nuestra fe para vacunarnos contra las corrientes del pensamiento actual, sino entender a lo que nos estamos enfrentando.

La necesidad de hacer buenas preguntas 

En nuestra conversación, Emilio me llevó a considerar dos preguntas básicas que se hace el hombre: «¿Quién soy?, ¿qué hago aquí?» Su búsqueda de propósito y significado lo ha llevado a negar a Dios y sus medios para interpretar al mundo. Muchas veces olvidamos que todos tenemos lentes para interpretar el mundo (cosmovisión) que se forman a partir de nuestro contexto, educación y relaciones sociales. Al momento de analizar los movimientos sociales de este mundo e interactuar con su fe, el creyente también debe probar su cosmovisión y preguntarse: 

  • ¿Cuáles son las herramientas, los conceptos y las creencias que utilizo para considerar este hecho o filosofía? 
  • ¿En dónde coloca esta filosofía, movimiento o práctica a Dios? ¿Qué dice de Él?
  • ¿En dónde se encuentra el ser humano? 
  • ¿Cuál es el problema que presenta? 
  • ¿Cuál es su solución?

Al hacer buenas preguntas no solo nos acercamos con una mente crítica y comparativa a los bombardeos de una sociedad indiferente y mordaz, sino que nos ayuda a fortalecer e identificar nuestras convicciones y lo que más atesoramos en el centro de nuestro corazón, aquello que responderá las preguntas de propósito y significado. 

La dependencia en Dios 

Sin la adoración a nuestro Creador como meta de la defensa de la fe, la sabiduría y el conocimiento que adquiramos solo servirán para alimentar nuestra vanidad. ¿De qué sirve toda la preparación intelectual si nuestros corazones continuarán fríos e idólatras?

«Toda cuestión académica debe ser llevada a la oración. Dile a Dios, hasta el punto de las lágrimas “Señor, rompe mi corazón, humíllame, muestra quién soy, muestra mi pecado. Literalmente arrodíllate como manifestación física de lo que quieres que suceda en tu mente. ” (1 P 5:6-10). Al ir en humildad y dependencia de Dios suceden muchas cosas. En primer lugar, te das cuenta que, si eres alguien o tienes conocimiento de algo, es solo por Su gracia. En segundo lugar, te percatas que al que más se le da, más se le exige y te vuelves más responsable de tu pecado», asegura Emilio.

Por lo tanto, en su búsqueda de sentido y conocimiento, el creyente debe someterse en oración y súplica, en discernimiento y perseverancia, en arrepentimiento y fe al guardián y pastor de nuestras almas, quien ha ordenado todos los factores para conocerle y defender valientemente el cristianismo.

La iniciativa de tener conversaciones difíciles

¿Qué pasa con un soldado que conoce todas las tácticas de guerra, todas las estrategias, los códigos, las debilidades del enemigo pero nunca se enfrenta a una batalla? No puede ir a la guerra y en un ataque sorpresa morirá. Las conversaciones de temas actuales, de ideologías existentes y del rol del Dios en los sucesos de este mundo llevarán a nuestras mentes a comprobar la promesa del Espíritu Santo, quien en la misma hora de necesidad nos enseñará lo que debemos decir (Lc 12:12; Mt 10:19-20), nos capacitará para estar firmes por Cristo (2 Co 1:21-22) y nos darán palabras de sabiduría que nadie podrá refutar (Lc 21:15). Las conversaciones difíciles nos harán comprender la necesidad diaria de nuestro Salvador y el fin del evangelismo al obedecer el llamado de ser sus testigos y sus embajadores en este mundo.

Aprende

Lee 1 Pedro 3:15 y haz una lista de acuerdo con las verdades por las que es importante que sepas cómo defender tu fe.

Vive

¿Consideras que se te dificulta defender tu fe? ¿Cómo puedes prepararte?

Además de prepararte, ¿estás sometiéndote en oración y súplica; discernimiento y perseverancia, y arrepentimiento en fe?

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