¿Qué hermana eres en la iglesia?
Jun 12, 2024- No hay receta para convertirte en la cristiana perfecta y compararte con otras mujeres no es de ayuda
- La diversidad no solo se enfoca en los dones que posees, sino en lo que Dios te ha dado y cómo te ha creado
- Si deseamos saber qué clase de hermana somos en la iglesia, debemos ir a nuestro corazón corazón para conocer las motivaciones y nuestros deseos
- Dios ha equipado a todos los creyentes con dones para la edificación de la iglesia local, nadie en el cuerpo de Cristo es inútil o insignificante.
- No dudes en utilizar los dones y recursos que Dios te ha dado para animar a otros al crecimiento que solo su Palabra y su evangelio pueden producir
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¿Qué hermana eres en la iglesia?
Por Gaby Puente
Este no es un examen para colocarte en alguna categoría a partir de tu personalidad, tus dones o tu servicio. Tampoco te ayudará a identificar qué tipo de hermana es la mujer que canta en la alabanza. De ninguna manera es una receta para convertirte en la cristiana perfecta. No. Al leer estas palabras, deseo que puedas entender de mejor manera tu corazón en relación a tu servicio y compromiso con la iglesia local.
Para mí es muy fácil clasificar a las mujeres que conozco en grupos o grados de acuerdo a su desenvolvimiento y acciones: las calladas que se sientan atrás, las que están involucradas en dos o tres ministerios, las que llegan tarde, las que les gusta hablar de teología, las que solo vienen los domingos, las silenciosas, las generosas, las piadosas, las que están en crecimiento, etc.
Al pensar en estas categorías —que muchas veces son informadas a partir de mi experiencia y no por medio de la Palabra— puedo perder la belleza de conocer, amar y disfrutar de la riqueza y diversidad del pueblo de Cristo que va mucho más allá de lo que mis ojos puedan ver y juzgar.
De hecho, si miro a mis hermanas y a mí misma bajo este parámetro, estaría cayendo en un estándar pecaminoso que alaba la apariencia y olvida la motivación del corazón. Por lo tanto, para saber qué clase de hermana eres y ayudar a otras a crecer en su llamado y servicio, te animo a considerar estos tres puntos:
1. El corazón como el centro de operaciones
Muchos pasajes de la Biblia afirman que el corazón es el centro de operaciones del ser humano. En él encontramos las motivaciones, los deseos, la voluntad, los pensamientos y las emociones que luego se traducen a acciones, palabras, actitudes y expectativas. Dios creó el corazón para adorar y rendirse a su Creador (Sal 100:2-4) . Sin embargo, debido al pecado, su tendencia será desobedecer y alejarse de Dios para edificar ídolos funcionales (Ro 1:21-23).
Por tal motivo, si deseamos saber qué clase de hermana somos en la iglesia, las acciones no serán suficientes para emitir un juicio o descubrir la respuesta, debemos ir al corazón (Lucas 6:43-45).
Imagínate a dos mujeres. La primera siempre llega a tiempo y sirve en diversos grupos, ministerios y actividades. Hace galletas para la escuela dominical, ayuda en la limpieza del salón, visita a personas y realiza estudios con diversas jóvenes. Sin embargo, todo lo que hace está arraigado a un profundo deseo de ser aceptada y reconocida. Por otro lado tenemos a otra mujer que hace las mismas actividades pero su deseo es conocer más a Cristo, obedecer y servir a su iglesia. Para el ojo público las dos son iguales, pero frente al Señor, solo una de ellas está caminando en piedad. Esto también aplica para aquellas mujeres que tienen pocas actividades y son más introvertidas. Debemos comenzar a evaluar nuestras motivaciones antes de enfocarnos en las acciones.
2. Los dones para el servicio
Nadie en el cuerpo de Cristo es inútil o insignificante. Al evaluar qué clase de hermana eres, una de las verdades a considerar es que Dios ha equipado a todos los creyentes con dones para la edificación de la iglesia local (1 Co 12; Ro 12). Si somos negligentes o perezosas en conocer, cultivar y poner en práctica el o los dones que Dios nos ha dado, entonces nos perderemos del crecimiento que surge al ser capacitadas por el Espíritu Santo cuando nos negamos a nosotras mismas y escogemos servir a Dios. Si amas a Cristo y a su iglesia, entonces serás el tipo de hermana que buscará proclamar el Reino de Dios no solo con palabras, sino con acciones.
Después de evaluar tu corazón, pregúntale al Señor en oración que te muestre el don que te ha otorgado, conversa con otras personas en tu iglesia local qué dones han visto en ti y, con paciencia, ponlos en práctica. Te sorprenderás al ver que, mientras sirves con un corazón enfocado en agradar a Dios, podrás vivir en libertad de visitar personas, descansar, pasar tiempo con tu familia, involucrarte en un ministerio, dar la bienvenida en la iglesia, tener conversaciones profundas y charlas sencillas, ayudar a alguien en necesidad, etc. sin que esas cosas se vuelvan la meta sino el medio por el que Dios es exaltado.
3. La diversidad del cuerpo de Cristo
Una de las cosas que amo de mi iglesia local es que las personas que la conforman vienen de diferentes contextos, tienen diferentes personalidades, poseen una variedad de talentos y están en diversas etapas de la vida. De hecho, hace algunos años el boletín dominical decía:
“Algunos de nosotros somos jóvenes, algunos somos más experimentados en la vida. Algunos somos casados, otros solteros. A algunos nos gustan los deportes, a otros el arte y la poesía. Nos gusta la música clásica y a otros nos encanta el hip-hop y la música hardcore. Nos gustan las humitas y también el sushi, una buena hamburguesa y las comidas orgánicas. A algunos nos gustan los equipos con camisetas blancas y a otros los de camisetas azules o amarillas. Lo clave es que compartimos nuestras diferencias, pero lo que nos mantiene juntos es la realidad que Jesús ha transformado nuestras vidas… y eso es digno de celebrar”.
La diversidad no solo se enfoca en los dones que posees, sino en lo que Dios te ha dado y cómo te ha creado. Tus experiencias, tu perspectiva, tus talentos, tus gustos y tu tiempo son recursos que Dios utiliza para producir unidad y compañerismo con otros dentro de los ritmos naturales de esta vida terrenal.
De hecho, mientras escribo este párrafo, me preparo para ir a la casa de una amiga que le encanta cocinar. Yo no sé hacer comida coreana, pero ella sí y doy gracias a Dios porque mientras nos ensuciamos al cortar los vegetales, reímos, hablamos y nos edificamos. Esos momentos son los que crean confianza y cercanía y pueden ser vistos en todo su esplendor el domingo en la celebración dominical.
La última prueba
Finalmente, ¿estás dispuesta a salir de tu zona de comodidad y servir a otros con lo poco o mucho que Dios te ha dado? En lo profundo de tu corazón sabes qué clase de hermana eres. El Espíritu Santo te convencerá, afirmará o te exhortará si has vivido mucho tiempo para ti misma o si todas tus acciones han sido para su alabanza y por amor a otros.
Hoy es un buen día para comenzar a indagar las motivaciones de tu corazón, para arrepentirte y para utilizar los dones, personalidad y recursos que Dios te ha dado para animar a otros al crecimiento que solo su Palabra y su evangelio pueden producir.
El sacrificio de Cristo en la cruz lo vale.
Recursos
https://www.reformadas.com/resumen-que-es-una-iglesia-biblica
Sobre la autora
Gabriela Puente es comunicadora social, está estudiando una maestría en Consejería Bíblica en Southern Seminary y se encuentra cursando una certificación en Consejería Bíblica con ACBC. Desde el 2015, Gabriela es miembro de la iglesia La Fuente en Quito y actualmente trabaja en su Centro de Consejería Bíblica. Su deseo es ver a mujeres crecer en amor y conocimiento de Cristo por medio del estudio de la Palabra de Dios en toda Latinoamérica. Gabriela ha colaborado con artículos para Coalición por el Evangelio y puedes encontrarla en Instagram como @gaby_puentem.
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