Restaura tu vida sexual en Cristo
Dec 05, 2022- La virginidad es la abstención de relaciones sexuales.
- Sin embargo, si la has perdido y te has arrepentido, Cristo te perdona y recibe.
- La virginidad no te hace más santa ni menos santa.
- La virginidad no te da identidad, ni te hace alguien “manchado”.
- Dios nos limpia de toda maldad cuando nos arrepentimos y cambiamos nuestros caminos.
- Cristo está haciéndonos nuevas a su imagen al cambiar nuestro corazón antes que lo exterior.
- Hay consecuencias por perder tu virginidad, hayas sido o no creyente, pero su gracia es mayor para restaurarte.
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Restaura tu vida sexual en Cristo
La Biblia nos enseña dos verdades importantes: primero, nuestros actos no definen ni cambian el amor de Dios por sus hijas. Segundo, nuestros actos tienen consecuencias. Es decir, Dios obra en nosotras la salvación que necesitamos porque nosotras no podemos, Él hace todo y nos da todo para obedecerle. Y cuando desobedecemos, hay consecuencias que enfrentamos dentro de la gracia de Dios. Esta verdad también es cierta acerca de la virginidad. En este artículo, te presentamos cuatro puntos a considerar acerca de la virginidad de la mujer.
No eres más santa
La virginidad es una marca física de pureza sexual en tu cuerpo, pero que, a su vez, muestra un resguardo de una vida sexual activa fuera del matrimonio que proviene de una decisión moral o religiosa.
Hoy en día, el mundo ya no da importancia al tema de la virginidad por la sencilla razón de que la palabra «santidad» ha venido a ser irrelevante. Muchas jóvenes han respondido públicamente ser activas sexualmente, o lo hacen en secreto. Las cristianas aún tienen la virginidad como un tema importante, pero a veces, para condenar y señalar cuando alguna joven confiesa que ya no es virgen.
La realidad es que no eres más santa por ser virgen, ni eres menos santa por no ser virgen. La santidad de las hijas de Dios no se mide por lo que hacemos, sino por lo que Cristo ha hecho. Esto por supuesto no es una excusa para cometer con avidez pecado de fornicación, impureza sexual, adulterio y demás. El punto es que la virginidad no te hace más santa, como tampoco a una monja su vestimenta la hace más pura que aquella que se ha casado, porque nuestra pureza y santidad proviene de la regeneración del corazón.
No es por obras
Pablo dice Efesios 2:8-9 acerca de nuestra salvación: «Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe». Y Pedro dice en 1 Pedro 1:14-15 que la consecuencia de ser salvas es: «Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir».
Si nuestra salvación y nuestra santidad no provienen de nuestras obras primeramente, sino de la obra de Cristo para que entonces podamos responder en el poder del Espíritu Santo a su mandato de ser santas y puras, ¿por qué creeremos que la virginidad determina algo en nuestra identidad de hijas? Ahora bien, sigo recalcando, esto no significa que no hay consecuencias por lo que haces, pues la responsabilidad que tenemos como hijas de Dios es responder a Él en obediencia a su Palabra.
Consecuencias
Tristemente, nos encontramos con dos perspectivas erróneas acerca de la virginidad:
La primera, la virginidad te da identidad, es decir, eres más santa y pura frente aquellas que ya la han perdido. La segunda, la virginidad te mancha de tal manera que nadie más te querrá porque ya eres impura.
Ambas perspectivas a la luz de la persona y obra de Jesús son erróneas. Una es moralista y la otra legalista, esto significa que ambas están colocando el peso de sus acciones en ellas mismas sin ninguna esperanza de redención. Por eso, el evangelio se trata de Cristo, o estaríamos perdidas en nuestros delitos y pecados.
Las jóvenes que han perdido su virginidad porque no desean que el chico las abandone, porque se saben enamoradas y desean casarse, o quizás ya están comprometidos y por eso caen en la tentación sexual antes del matrimonio, entregan su virginidad sin reparo. Han olvidado que Cristo las ama más que cualquier otro hombre en esta tierra.
Las jóvenes que han optado tener una vida de fornicación porque creen que no pueden salir de ella porque se creen “manchadas”, así como aquella joven que únicamente se entretiene viendo pornografía, pero no ha tenido una relación sexual, y cree que su virginidad está protegida, han olvidado que Cristo las recibe para transformarlas y mostrarles el amor verdadero y sacrificial que Él ofrece.
El recurso del evangelio es el mismo para todo pecado: arrepentimiento y fe. Perder tu virginidad sin arrepentimiento es pecado. Si te has arrepentido, es claro que no la podrás recuperar físicamente ni emocionalmente, porque ya conoces lo que debieras haber conocido dentro del matrimonio.
La virginidad no te da identidad de pureza y santidad, y el perderla no te mancha. Jesús dijo que todo lo malo que hacemos proviene del corazón (Mt 15:19-21), y también dice que es Jesús el encargado de presentar a su Iglesia sin mancha y sin arruga (Ef 5:27). La santidad proviene de la obra de Cristo que te llama santa y justa, y para el pecado que cometes siendo cristiana o no, la obra de Cristo tiene la solución: perdón cuando te arrepientes y cambias tus caminos.
Si quieres conocer más sobre cómo restaurar tu relación con Dios, este artículo también es para ti https://www.reformadas.com/blog/mi-relacion-restaurada-con-dios-por-jesus
Todas las cosas son hechas nuevas
La esperanza de este artículo es recordarte que Cristo está haciendo todo nuevo. Si has perdido tu virginidad y vives con culpa, Cristo es la buena noticia de que Él ya ha quitado tu vergüenza y tu culpa en la cruz. Si has perdido tu virginidad sin dar alguna importancia a ella, Cristo es la buena noticia de perdón si te arrepientes de ello. Si has perdido tu virginidad porque sufriste abuso, Cristo es la buena noticia de que todo lo hace nuevo al redimir tu abuso para su gloria.
La virginidad no te define, pero las consecuencias las deberás enfrentar por la fe en la obra y persona de Cristo Jesús. De lo contrario, vivirás en condenación, vergüenza, y amargura porque te ha definido un acto que, aunque haya sido un pecado, te quedaste sepultada en él en vez de correr a la libertad que Cristo te provee para redimir tu corazón a su imagen y en el poder del Espíritu Santo para no volverlo hacer.
Si ya has perdido tu virginidad, seguramente tu cuerpo te pedirá, a través de deseos, que continúes en una vida de fornicación, por lo que debes cuidarte y reforzarte en la Palabra de Dios, caminar con otras, orar y predicarte el evangelio todos los días. Camina hacia delante tomada de la mano del Señor que te ha dado identidad, propósito y libertad en Él.
Aprende
¿Qué significa ser virgen?
Vive
Lee 1 Corintios 7:2 con 1 Corintios 6:18-20, y Efesios 4:24. Construye el proceso de prevención en los pasajes de Corintios y la solución en el pasaje de Efesios.
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Recursos:
https://www.avivanuestroscorazones.com/joven-verdadera/blog/me-voy-al-infierno-si-no-soy-virgen/
https://www.avivanuestroscorazones.com/joven-verdadera/blog/la-pureza-no-solo-es-sexual/
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