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Conoce tu esperanza en la viudez

esperanza iglesia soledad viudas Jul 17, 2024
Conoce tu esperanza en la viudez
  • La viudez es una etapa en la que las mujeres pueden experimentar soledad.
  • La viudez apunta a la eternidad.
  • La viudez nos recuerda que nuestro esposo eterno se nos adelantó para ir a hacer un hogar para su esposa: la iglesia.

 

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Conoce tu esperanza en la viudez

He visto cómo las viudas lloran y sufren la pérdida de su compañero de vida; he visto con dolor la intensidad con la que claman a Dios por ser consoladas y las he visto pasar también por su duelo en silencio. He observado cómo con el paso del tiempo la obra de Dios en sus corazones es evidente: es como si ellas comenzaran a florecer una vez más –aunque en solitario– después de una tormenta que removió la tierra en donde estaban sembradas.

Cuando una mujer se casa y hace sus votos delante del Señor se convierte en la esposa del hombre con quien estará todos los días, hasta que la muerte los separe. Ella se convierte en la ayuda idónea de su esposo, el cual es un llamado de parte de Dios. Antes de que Adán tuviera a Eva, Dios dijo “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2:18), por tanto, el matrimonio es una unión buena en la que hombre y mujer nos complementamos, por esta razón, cuando uno de los dos fallece, hay soledad, tristeza, lamento y un dolor inmenso.

Dios su protector

Las mujeres que han perdido a su esposo experimentan un dolor que solo puede ser consolado por parte del Dios que las conoce, las cuida y las ama. Un Dios que reina y gobierna sobre su creación ha plasmado en Su Palabra mujeres que le honran no solo por su labor como esposas, sino también como mujeres viudas siendo parte incluso de la historia de redención. 

Para recordarnos quién es él, Dios a menudo se identifica con ciertas personas. Se llama a sí mismo el Dios de Abraham, Isaac y Jacob para recordarle a su pueblo las promesas de su pacto (Éxodo 3:15-16). Él es conocido como el Dios y Padre del Señor Jesucristo por eso sabemos que él es Trino (Romanos 15:6). De manera similar, Dios se identifica con las viudas. Él ejecuta justicia para ellas (Deuteronomio 10:18) y extiende sus alas sobre ellas para protegerlas (Rut 2:12). El salmista dice que "Padre de los huérfanos y protector de las viudas es Dios en su santa morada" (Sal. 68:5). Considera su morada como el lugar especial donde se debe cuidar a las viudas (Deuteronomio 16:11; Zacarías 7:8-14).[1]

Para Dios las vidas de las mujeres viudas no dejan de ser valiosas, de hecho, en muchas ocasiones, las usa para seguir compartiendo el evangelio a otras mujeres que necesitan escuchar acerca del consuelo de Dios. Pero su propósito no está limitado solo a eso, sino que Él también puede usarlas en la cotidianeidad del día a día.

Ahora bien, si las mujeres viudas son importantes para Dios, entonces también deben serlo para toda la iglesia, ¿no crees? Así que es probable que si miras con atención alrededor, encontrarás a alguna mujer que está sola porque ha perdido a su compañero de vida. Si es así, pregúntate: ¿de qué manera podemos servirles? ¿Estamos listas para hacer vida cotidiana con una mujer que está sola? ¿Cuánto amor tenemos para aquellas mujeres que sufren en silencio o en voz alta? ¿Cuánto amor tenemos por esas mismas mujeres que ya han dejado de llorar y ahora viven su vida con el corazón consolado?

La viudez nos apunta a la eternidad y a servir

En la iglesia hay mujeres viudas que levantan sus manos en adoración, que lloran por su esposo, pero más aún por su esposo eterno, con el que algún día todos los hijos de Dios estaremos en la eternidad. Por ello, la viudez nos recuerda que aquí en la tierra todo es temporal y nos apunta al amor eterno que disfrutaremos en el cielo estando con Dios; nos recuerda que nuestro esposo, Cristo, se ha ido antes para preparar un hogar para su novia, la iglesia, y ahí reside nuestra esperanza: tanto de la casada, como de la viuda.

La viudez también nos recuerda que podemos servirnos los unos a los otros (Gá 5:13); amarnos los unos a los otros (Jn 13:34); ver por las necesidades los unos por los otros, cuidarnos los unos a los otros (1 Co 12:25); llevar las cargas los unos por los otros (Gá 6:2); alentarse los unos a los otros (1 Tes 5:11); ser todos de un mismo sentir (1 Pe 3:8); ser compasivos, misericordiosos y humildes los unos con los otros (1 Pe 3:8).

Somos un cuerpo y las viudas están dentro del cuerpo de Cristo. Nosotras tenemos la maravillosa oportunidad de servirles, de amarlas, de acercarnos a ellas para consolar sus corazones, para recordarles que son valiosas y que las necesitamos para el buen funcionamiento del cuerpo de Cristo. Podemos servirlas y estar pendientes de sus necesidades porque amamos al Dios que las ama y las cuida.

Hay esperanza

Hay esperanza para todas las mujeres que han perdido a sus esposos y ahora viven el duelo y la viudez. Hay esperanza porque el Dios que bendijo sus matrimonios el día que hicieron un pacto con Él, sigue siendo su Dios, su Padre. Hay esperanza porque a pesar de la soledad que pudieran estar experimentando, en la familia de la fe pueden encontrar familias que las amen y deseen estar cerca de ellas.

Hay esperanza porque Dios no se olvida de ellas ni de la fe que le profesan; no se olvida de que ellas son necesarias en la vida en comunidad. Ellas son valiosas porque pueden servir a las más jóvenes usando los dones, los talentos y la sabiduría que Dios les ha permitido adquirir con el paso de los años.

La soledad en esta nueva etapa de sus vidas es un buen lugar para encontrarse con Dios y conocerle. No teman, mis hermanas, Dios sigue siendo Dios, Él sigue reinando sobre sus vidas y Cristo ha prometido que estaría con nosotras todos los días y hasta el fin del mundo. No temas ni desmayes, El Señor es tu Dios.

 

Aprende

¿De qué formas podrías amar a una hermana que está en la viudez? Si eres tú quien está en esa etapa de la vida, ¿de qué maneras crees que podrías servir a Dios en medio de tu duelo?

Vive

Lee el Salmo 68:5 y responde: ¿Qué promesa de esperanza encuentras para ti? ¿Cómo actuarás en respuesta a esa promesa? ¿Con quién lo compartirías?

Ora a Dios con gratitud por su obra en ti, porque aunque pueda parecer imperceptible a tus ojos, su promesa es fiel. Él está haciendo su obra en ti, día a día y hasta el día de Cristo.

Lidera

Comparte con alguien que pudiera estar experimentando dolor a causa del duelo de haber perdido a su esposo. Si eres tú quien ya pasó por ese dolor, háblale de la esperanza en Cristo y del poder de Dios para avivar su fe y para consolar sus corazones. Oren juntas para que encuentren consuelo en Dios en medio de su dolor y lamento.

 

Recursos

https://gentlereformation.com/2017/02/06/the-call-of-widowhood/

 

[1] https://gentlereformation.com/2017/02/06/the-call-of-widowhood/ 

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