La Promesa
Feb 21, 2021Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.
Génesis 3:15
Hemos estado reflexionando acerca del plan eterno de Dios para la salvación, Su perfecta creación y nuestra rebelión. Toda una montaña rusa de sentimientos y de emociones, pues, como aprendimos ayer, solitas no podemos restaurar nada, por lo que necesitamos desesperadamente encontrar restauración y esperanza.
Dios ya sabía lo que iba a pasar, y antes de que todo esto aconteciera, Dios tenía un plan para salvarnos y restaurarnos. El día de hoy vamos a en- tender cuál es este plan y en dónde comienza el mismo en la historia de la humanidad.
Dios creó todo perfecto. Adán y Eva desobedecieron, y como conse- cuencia todo se degeneró. Pero Dios no nos dejó sin esperanza, y en Su infinita misericordia puso en marcha el plan de salvación que existía desde la eternidad pasada.
En Génesis 3:15 leemos que habrá enemistad entre dos simientes. La palabra simiente viene del latín sementis y significa el fruto de algo. Lo que quiere decir que habría un conflicto, una lucha, entre el fruto de la mujer (o su descendencia) y el fruto de la serpiente (o su descendencia). Encontra- mos a dos personajes clave: el fruto de la mujer y el fruto de la serpiente. La descendencia de la serpiente heriría al fruto de la mujer en el talón (dolor temporal, no de aniquilación), pero al final, el fruto de la mujer destrozaría a la simiente de la serpiente al aplastarle la cabeza (herida de muerte).
Por la Biblia misma sabemos que la serpiente del Edén era Satanás, ese ángel perfecto que Dios había creado y que se rebeló contra Dios y cayó del cielo, y ahora es el enemigo público número uno contra Dios. Pero ¿quién es ese fruto de la mujer? ¿A qué se refiere Dios con esto? ¿Quién es ese que destruiría a Satanás y restauraría todo? Bueno, pues ese descendiente de la mujer es justamente de quien habla toda la Biblia, un superhéroe de quien depende que todo sea hecho perfecto de nuevo.
La humanidad, toda ves que fuimos expulsados de la presencia de Dios por el pecado de desobediencia, nos sacaron del jardín (Génesis 3:23), y de una o de otra manera mantenemos la esperanza de que alguien vendrá y abrirá la brecha para regresar a la presencia de Dios y restauré Su comunión con nosotros, y más todavía, entre el ser humano y la naturaleza y entre sus semejantes. Este día, ante nuestros ojos, la promesa de Génesis 3:15 se hace real: la herida de la serpiente a la simiente de la mujer fue el proceso de crucifixión y muerte de Cristo. Pero esta herida fue en el calcañar, es decir, ¡Cristo resucitó!, y con esto comenzó Dios a pisar la cabeza de la ser- piente, de Satanás, cuyo destino final de muerte se consumará al final de los tiempos. Esto es el plan de salvación de Dios para la humanidad. En nues- tros pecados le pertenecíamos a Satanás, pero por la muerte de Cristo en la cruz y posterior resurrección, por medio de la fe, ahora le pertenecemos a Dios. Es la cruz del Calvario el lugar en donde el amor divino es demostrado y nuestra comunión con Dios es restaurada.
Aprende
- En Génesis 3:15 encontramos la primera promesa de la salvación. ¿Quién representa la simiente de la serpiente y quién la simiente de la mujer?
Vive
- ¿Qué significado tiene para ti el hecho de que desde Génesis 3:15, Dios ya había provisto tu salvación?
Lidera
- La promesa del sacrificio ya se ha cumplido y sigue vigente. ¿A quién le compartirás hoy este gran regalo?
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