Las mujeres también adoran

adoración cantos cotidianeidad vida de adoración Aug 14, 2024

Cantar no es la única manera de adorar.
Conocer a Dios nos lleva a adorar.
Adoramos porque somos hijas de Dios.
Orar es adorar.

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Las mujeres también adoran

He de confesar que cada vez que canto las canciones de Jonathan y Sarah Jerez digo en voz alta: “Ay, me habría encantado tener una voz hermosa para cantarle a Dios…”, porque sí, canto muy feo, por no decir ¡horrible! Qué tan feo cantaré, que cuando arrullaba a mis hijos siendo unos bebés, todos, sin excepción, lloraban.

Con esto en mente, quiero que pienses en las ocasiones en las que me disponía a cantar a Dios en la congregación: durante mucho tiempo canté, o bien, adoré en voz muy baja en mi lugar, ¡por supuesto que me avergonzaba!, lo cual hacía que me sintiera muy mal porque pensaba que Dios no escucharía mi adoración. Pero ¡oh!, qué descanso fue saber y entender que adorar es muchísimo más que solo cantar.

¿Te has preguntado qué es entonces la adoración? Voy a usar la definición que usa el pastor Sugel Michelén, él dice: «Es el reconocimiento de la grandeza de Dios y la reacción que eso debe provocar en nosotros"¹, ¿ves cómo no solo es cantar? Fuimos creadas para adorar a Dios; sin embargo, cuando el pecado entró al mundo y distorsionó la imagen de Él en nosotras, también distorsionó nuestro anhelo por adorarle. Aún adoramos, aún rendimos honor a alguien, pero ese alguien desafortunadamente no siempre es Dios, de hecho, en muchas ocasiones ni siquiera es a alguien, sino a algo.

El anhelo de adorar a Dios ya lo tenemos, pero nuestros afectos necesitan ser guiados con intencionalidad para adorarle. Si somos sus hijas podemos hacerlo por medio del sacrificio de Cristo porque tenemos al Espíritu Santo, así como a la Palabra de Dios. Recuerda que Él nos ha dado todo lo que necesitamos para adorarlo en espíritu y en verdad.

Conocer a Dios nos lleva a adorar

Es necesario saber o recordar que la adoración nunca se ha tratado de nosotras, sino que está centrada en el Dios trino que merece toda nuestra adoración: «Tributen al Señor la gloria debida a Su nombre; Traigan ofrenda, y vengan delante de Él; Adoren al Señor en la majestad de la santidad» (1Cr 16:29). La adoración se trata de Él, de su carácter, sobre quién es, y nosotras debemos responder en adoración cuando más le conocemos y vemos su obra no solo en nosotras, sino en todo lo que nos rodea.

Creo que el día en el que entendamos qué es la adoración y hacia quién es que la extendemos, entonces seremos capaces de reconocer la grandeza de Dios en lo más cotidiano: podemos adorarle todos los días, todo el tiempo. La adoración no se trata de algo que hacemos solo los domingos o los primeros viernes de cada mes, sino todo el tiempo.

Debería volverse habitual en nuestras vidas conocer la grandeza y el carácter de Dios porque hacerlo nos lleva a adorarlo y porque somos sus hijas que, en respuesta a esa identidad, hablamos de lo maravilloso y majestuoso que Él es. Reconocemos su grandeza, pero también lo que ha hecho por nosotras: cuando inicia la transformación de nuestra vida por medio del Espíritu Santo, entonces comienza la verdadera adoración en nuestros corazones.

Jesús dijo: «Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad» (Jn 4:24), esto incluye nuestras mentes y nuestros corazones. Comenzamos a ver lo que Dios ha hecho en nosotras y por nosotras, y nuestro corazón debería explotar en agradecimiento y amor a Él.

Cómo luce la adoración

Cada día de nuestras vidas es una nueva oportunidad para darle la gloria a Dios por todo y en todo y así adorarle, pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo luce la adoración cuando reconocemos que Él es digno en la cotidianeidad de nuestras vidas? Aquí te incluyo algunas formas en las que se ve diariamente tu adoración por Él:

Adoramos cuando amamos su Palabra.
Adoramos cuando abrazamos el diseño que nos ha dado.
Adoramos cuando perdonamos a los que nos ofenden.
Adoramos cuando morimos a nosotras mismas y vivir para Cristo.
Adoramos cuando rechazamos las falsas enseñanzas y abrazamos la verdad de la Biblia.
Adoramos cuando nos guiamos por el evangelio y no por nuestras emociones.
Adoramos cuando nos arrepentimos y acudimos al trono de la gracia.
Adoramos cuando en medio de las pruebas confiamos en Dios.
Adoramos cuando en las victorias damos el crédito a Dios.
Adoramos cuando oramos porque reconocemos la grandeza y la omnipotencia de Dios.

Pero también adoramos cuando:

Reímos con los que ríen
Lloramos con los que lloran
Nos soportamos los unos a los otros
Nos animamos a las buenas obras
Nos exhortamos
Nos confrontamos con el pecado
Nos recordamos el evangelio
Vemos por las necesidades de los demás
Servimos a otros con amor
Recordamos nuestra necesidad de Cristo todos los días

La adoración glorifica a Dios a tiempo y fuera de tiempo; con cantos, con himnos y con alabanzas, pero también con una vida que le honra y le da gloria en medio del ruido y el caos de este mundo que no le conoce.

Aprende

¿De qué manera adoras a Dios? ¿Cambió tu percepción y tu entendimiento de la adoración después de leer este artículo? ¿Por qué sí o por qué no?

Vive

Lee Romanos 12:1-2 y responde: ¿de qué maneras adoras o adorarás a Dios con tus pensamientos, tu vida y tu cuerpo?

Ora a Dios en agradecimiento por quien eres gracias a Él.
Ora dando gracias por la identidad que te ha dado; esto también es una forma de adorar a Dios.

Lidera

Anímate a llevar un cuaderno en el que diariamente lleves un registro de adoración a Dios y, si te animas, en algún momento comparte con otra mujer cómo has aprendido a adorar al Señor.
Háblales a otras mujeres acerca de cómo adorar es mucho más que solo cantar.